La investigación multidisciplinaria “Ruptura Compleja del Terremoto Illapel 2015 Mw 8.3 y Eventos Prehistóricos en la Brecha del Tsunami de Chile Central” realizada por el académico Gabriel Easton, los doctores en Geologia José González-Alfaro y Ángelo Villalobos y otros, comparó el el impacto del tsunami de 2015 en Coquimbo con otros históricos de 1943, 1922 y 1877 para evidenciar la complejidad del tsunami producido en Illapel en 2015 mediante observaciones geomorfológicas, complementadas con observaciones sismológicas y geodésicas.
El equipo plantea que, debido a la complejidad del terremoto, el tsunami de 2015 se puede concebir como dos tsunamis en uno, asociado a dos principales rupturas sísmicas; uno originado más cerca de la costa, frente a Caleta Sierra-Puerto Oscuro y, otro cerca de la fosa tectónica, en donde se encuentran las placas de Nazca y Sudamericana; más lejos de la costa; frente a Punta Lengua de Vaca en la bahía de Tongoy. “Esto explicaría que el tsunami haya llegado rápidamente, unos 4-5 minutos después del terremoto, en las áreas más cercanas impactando fuertemente a localidades como Caleta Sierra y en cambio unos 12 min después del inicio del terremoto en localidades como Caleta Totoral ubicada en la costa oeste al sur de Punta Lengua de Vaca, frente a la ruptura sísmica más cercana a la fosa tectónica”, explica el académico Gabriel Easton.
El trabajo de investigación publicado en Seismological Research Letters contó con la participación de un equipo completo de diversas disciplinas que junto a nuestros geólogos contaba con especialistas de los departamentos de Geofísica, Antropología y del Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile además de investigadores de la Universidad de Antofagasta, Universidad de Atacama, University of Oregon, University of Queensland, y de la Universidad Rey Juan Carlos.
Easton advierte la importancia de la consideración de complejidades en la ruptura sísmica de los terremotos para una apropiada evaluación de peligro de tsunami. “Terremotos de magnitud moderada a fuerte como el de Illapel en la región de Coquimbo, pueden generar tsunamis que rápidamente impactan la costa con altitudes de inundación inesperadamente altas”, agrega.
Para el geólogo especialista en peligros geológicos y paleosismología, esta ruptura sísmica cercana a la costa generó un tsunami con inundaciones de hasta 5-6 m sobre el nivel del mar mientras que la ruptura cercana a la fosa generó un pulso de tsunami que produjo inundaciones sistemáticas de hasta 10-11 metros en la costa oeste al sur de Punta Lengua de Vaca. “Este último pulso, junto con complejidades en la geomorfología, batimetría y orientación de la bahía, explicaría que, en Coquimbo, en el sector de Baquedano, la inundación alcanzara sistemática e inesperadamente más de 6-6,5 metros y hasta 7,8 metros sobre el nivel del mar”, comenta.
En esta revisión histórica, el equipo de investigadores consideraron los tsunamis más importantes en Coquimbo en los años 1922 y 1877, con alturas de inundación de unos 7 y 3-5 m sobre el nivel del mar, respectivamente; siendo siempre el barrio portuario de Baquedano el más fuertemente impactado. En ambos casos, fueron producidos por terremotos ocurridos más al norte frente a Atacama (1922) e Iquique-Mejillones (1877), no en la Región de Coquimbo.
“Evidenciamos también eventos prehistóricos que han afectado Tongoy, localidad fuertemente impactada en 2015, con inundaciones de tsunami de hasta unos 4-5 m, según trabajos anteriores. En nuestro trabajo, mostramos que esta localidad ha sido afectada por eventos de paleotsunamis, que son tsunamis prehistóricos, es decir, antes del registro histórico escrito, poco antes de los años 1108 +/-77, 1346 +/-50 y 1473 +/-37 de nuestra era”, aclara José Gonzalez-Alfaro, segundo autor de la publicación y doctor en Ciencias mención Geología de la Universidad de Chile.
De las observaciones, los investigadores estiman que es posible que este último evento de paleotsunami sea el mismo registrado históricamente en Japón, como el terremoto de Ouei, del 7 de septiembre de 1420 dado que se encontraron registros de paleoterremotos y paleotsunamis con una edad cercana en la bahía de Mejillones y en Bahía Cisnes (Atacama).
“No se puede descartar que este registro de Tongoy corresponda a un gran evento de terremoto ocurrido en torno al año 1450 de nuestra era, cuya magnitud se ha estimado en 9,4, originado en la fosa de Tonga-Kermadec, al otro lado del Pacífico. Un evento mucho mayor al tsunami generado durante la erupción del volcán Hunga Tonga-Hunga Ha'apai el 14 de enero recién pasado, que se propagó a través del Pacífico llegando a impactar a las costas de nuestro país”, afirma Gabriel Easton.
El estudio demuestra que el origen de un tsunami puede no ocurrir solo frente a la costa sino también ser de campo lejano, incluso trans-oceánico y hace un llamado a considerar toda esta información presentada en la evaluación de peligro de tsunamis en la región.
Gabriel Easton, José González-Alfaro, Angelo Villalobos junto al equipo plantean que el evento de terremoto-tsunami de Illapel de 2015 llenó sólo localmente y parcialmente la brecha (ausencia) de tsunamis de Chile central, en donde el último gran evento que generó un tsunami masivo ocurrió en el año 1730.
“Por esta razón llamamos al litoral de la región de Chile central, que comprende la costa de Los Vilos-Valparaíso-San Antonio-Navidad, como tsunami gap, que puede entenderse como brecha o ausencia de tsunami. Es decir, una zona que no ha sido afectada por un gran tsunami generado frente a la misma región en tiempos históricos, recientes. Del mismo modo, planteamos que un tsunami gap importante se encuentra frente a Taltal, en donde no se tienen registros de eventos de grandes tsunamis históricos generados justo frente a esa localidad, pero sí de grandes eventos prehistóricos”, agrega Easton.