De un tiempo a esta parte, los estudios climáticos han copado la atención de la comunidad científica. El calor, el frío, la lluvia y la nieve extrema del presente están forzando a la ciencia a averiguar si esto fue así también en el pasado, todo para obtener información que nos permita reconstruir la evolución del clima en el tiempo para, en último término, saber qué nos depara el futuro.
Esto es especialmente crítico entre Coquimbo y Biobío, regiones de Chile que este año completan 13 años de una megasequía. Un reciente estudio, publicado en la revista Frontiers Ecology And Evolution Journal, evaluó un registro sedimentario extraído de un tranque de regadío de la zona central para ver si era posible observar variaciones climáticas recientes, manifestación de la megasequía y variaciones ambientales experimentadas en esta zona en los últimos 44 años.
La publicación ("Analysis of sediment from an irrigation dam in an agricultural valley impacted by the mega-drought in central Chile"), forma parte de un proyecto conjunto entre nuestro departamento y el Laboratorio de Ecología Acuática de la Universidad de Tarapacá (Proyecto FONDECYT Regular N°1200423).
"Nuestra idea fue testear un registro sedimentario reciente para conocer con mayor precisión la evolución del clima presente y ver si estos sedimentos lograban registrar cambios ambientales ligados a fuentes antropogénicas", explica Héctor Pizarro, investigador post-doctoral del departamento de Geología U. de Chile y uno de los miembros del equipo de trabajo. Por parte de la U. de Tarapacá participan las investigadoras Jennery Jaque, Navezka Melo y la Dra. Adriana Aránguiz.
Gracias a este estudio, fue posible obtener los siguientes datos:
"En este estudio se establece que es posible identificar variaciones climáticas y contaminación a partir de registros sedimentarios en reservorios de agua artificial", dice el Dr. Pizarro.
Tradicionalmente, estos estudios son realizados en reservorios naturales de agua (lagos, por ejemplo), los cuales permiten acceder a registros climáticos con mayor resolución temporal. Sin embargo, el problema de estos reservorios es que los sedimentos necesitan ser fechados.
Los sedimentos de los reservorios artificiales, en cambio, están constreñidos en el tiempo, ya que se conoce la fecha de construcción del reservorio, y además nos permiten tener una resolución más actualizada de los tiempos recientes.
Por eso, la novedad del trabajo es que, por primera vez, se logró detectar y evaluar la variabilidad climática y ambiental a partir de un testigo sedimentario extraído de un tranque de regadío artificial, construido y en funcionamiento desde 1975, que se encuentra en el Valle del Río Aconcagua (Región de Valparaíso).
La megasequia en la zona central de Chile comenzó en 2010 (la cual se mantiene hasta hoy en día), gatillada por el fenómeno de la Niña. En abril de 2022 se tomó registro de la llegada del Niño, lo que podría cambiar el panorama de la zona central. La llegada de El Niño podría justificar el temporal de fines de junio y da sustento a la idea de que podríamos vivir mayores eventos pluviométricos. "Estos trabajos son importantes porque nos permiten conocer con mayor precisión la evolución del clima a escala reciente", dice el Dr. Pizarro.
Publicado el lunes 21 de agosto de 2023